martes, 22 de junio de 2021

20 DE JUNIO: DÍA DE LA BANDERA

En conmemoración del fallecimiento del Gral. Manuel Belgrano



Bandera de la patria, celeste y blanca, bandera bajo cuyo amparo nuestros sueños de grandeza parecen más diáfanos y nuestros ideales nos van señalando un camino certero; esta bandera tuvo una historia de marchas y contramarchas, de  construcción y de renuncias, hasta dar con la forma que conocemos ahora.

 

 El posible diseño original de la bandera argentina responde a las 2 encontradas en 1885 en la capilla de  la localidad boliviana de Macha; las banderas estaban escondidas detrás de 2 cuadros de Santa Teresa de Jesús, después de la batalla de Ayohuma. En esa ocasión, el Gral. Belgrano entiende que la batalla está casi perdida y teme que la bandera caiga en manos de los realistas. Entonces le pide a un soldado que la oculte. Años después el hallazgo de la bandera tuvo su cuota de sorpresa y su cuota de emoción.


 Durante el gobierno de Juan Martín de Pueyrredón,  se incluye en la bandera  el sol incaico.  Manuel Belgrano aceptó este añadido, llamado también Sol de Mayo, ya que en la nubosa y lluviosa jornada (en la ciudad de Buenos Aires) del 25 de mayo de 1810, asomó el sol en el cenit luego de una jornada nublada.

   La bandera que todas las mañanas encontramos extendiendo sus pliegues hacia el cielo, como una oración impersonal y entrañable, tiene una historia detrás suyo hasta su definitiva formación. Recordemos que Belgrano recibe  una amonestación del Triunvirato por haberla usado y la guarda silenciosamente hasta que se produzca un nuevo triunfo.

   No es extraño escuchar  el comentario de muchas personas que afirman, con razón, que sólo sacamos la bandera cuando la Argentina gana un partido de fútbol.    Quizás lo que late detrás de este impulso espontáneo de tomar la bandera y salir a las calles es el interés de buscar un punto de convergencia en un mundo en el que los conflictos y las desigualdades son la moneda corriente, quizás buscamos una coincidencia que nos mantenga unidos, un gesto de alegría que nos represente, un anhelo que nos hermane.

     Quizás se está haciendo muy difícil encontrar la paz  y poder esbozar objetivos comunes cuando la patria está siendo permanentemente saqueada, cuando las voces que llegan de afuera y de adentro  hablan de corrupción y de entregas, de falta de compromiso y de apatía. Quizás estamos viviendo un proceso en el que anhelamos la unidad nacional, sentimos ausencia de motivos profundos por los cuales alegrarnos y asistimos a la desintegración de los ideales que alimentaron los sueños de hombres y mujeres de bien.  Por esto quizás,  comenzar a  comprar banderas y lucirlas, para colocarlas como estandartes de nuestras luchas, para reclamar nuevas formas de construcción de esta patria.. Quizás la bandera pueda representar  en este momento en el que nos sentimos desamparados como pueblo, el diseño de nuevos sueños de grandeza y el esbozo de nuevos y mejores ideales.

   “Ay patria mía” fueron las postreras palabras de Belgrano. Cuántos ecos de gloria se desprenden de esta expresión tan bien lograda que mezcla el amor con el dolor, cuando sentimos que aquello por lo que hemos dejado la vida no encuentra aún el destino noble  y gigante que ha dado sentido a nuestra lucha.  

      .    Belgrano acepta que la bandera tuviese el sol inca. Esto implica el reconocimiento de nuestras raíces, la puesta en marcha de un camino hacia nuestra identidad fragmentada, la vuelta de la mirada hacia la tierra con la bandera truncada. La bandera de los incas tiene como símbolo el cóndor, que es el animal sagrado que conecta con la trascendencia, con la divinidad. Quizás sea esta la mirada que tendríamos que rescatar de los pueblos originarios, la mirada hacia Dios que nos hizo nacer en esta patria y nos dio la misión de construirla y enaltecerla en cada una de nuestras acciones. Por eso, hoy y siempre, ¡Viva nuestra PATRIA y su BANDERA!.



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