viernes, 8 de julio de 2016

Discurso del Bicentenario de la declaración de la Independencia

Sra. Representante legal, autoridades de los niveles Inicial, Primario y Secundario del Colegio María del Rosario, docentes, no docentes, padres, alumnos.
En este día tan especial para los tucumanos en el que recordamos el Bicentenario de la Declaración de Nuestra Independencia no pretendo realizar una reseña histórica de los hechos que tan bien conocemos. Por sugerencia del señor Rector consulté a nuestros alumnos sobre el significado de este momento y la simpleza y lucidez de sus respuestas me apabullaron.
Recopilé  algunas ideas que comparto ahora con ustedes:
Comenzaron diciendo que éste no es un feriado más, sino un momento histórico para Tucumán y la Argentina  que nos invita a la reflexión; un momento en que el pasado se hace presente en forma imperativa para recordarnos quienes somos.
Para nuestro orgullo, valoran y aman la libertad conseguida, pero con absoluta consciencia de la responsabilidad que ésta conlleva. Cito “ahora podemos tomar decisiones libremente pero somos responsables por ello”.
Opinaron también sobre la importancia de los símbolos patrios, pero coincidieron en que el hecho de usarlos en una gesta deportiva no nos convierte en patriotas ya que ser un buen ciudadano implica esfuerzo, responsabilidad y trabajo.
Hablaron de los próceres que están en el bronce y de aquellos argentinos olvidados por la historia; cito”…recordemos no tan solo a los grandes próceres sino también a los hermanos caídos defendiendo a nuestra tan querida Nación”.  Compartieron su tristeza al recordar a los hombres y mujeres que sacrificaron su vida para lograr un objetivo enorme: conseguir y mantener la independencia argentina.
Recordaron además algunos hitos de la historia reciente de nuestro país ocurridos durante estos doscientos años transcurridos, cito “en estos 200 años vivimos muchas situaciones de alegría, tristeza, violencia, desesperación y libertad que marcaron a la Argentina de hoy, y para siempre”.
Cuando hablamos del momento crucial en el que se reunió el Congreso en Tucumán aquel 9 de Julio de 1816, me sorprendió comprobar que nuestros chicos entienden claramente que la independencia no fue sólo un acta firmada en aquel momento “en el que nuestro hogar se transformó en Patria”, como apuntó alguno, sino el resultado de un largo proceso en el que participó una nación entera, ansiosa de libertad, y que dicho proceso aún no ha concluido porque “ la independencia se gana cada día”.
En medio de estas reflexiones, también extendieron su mirada hacia el futuro, teniendo en cuenta que pronto tendrán la responsabilidad de ejercer su derecho a participar políticamente.
Nuestros chicos sueñan con “hacer historia”, con elegir su propio camino, asumiendo la responsabilidad que deriva de tal decisión; sueñan con construir otra Argentina, donde no existan las grietas ni la corrupción, donde nos respetemos el uno al otro, a pesar de las diferencias, donde se preserve nuestra cultura en general, y especialmente los monumentos históricos que nos hablan del pasado y nos impulsan hacia el futuro, donde sea posible un verdadero encuentro entre todos los argentinos.
Así piensan los alumnos de este colegio, jóvenes llenos de proyectos, de honestidad, de ideales y de realidad; con la mirada en el cielo y los pies en la tierra.
Parece inimaginable encontrar en pleno siglo XXI quijotes con la cuota exacta de sanchos para hacer realidad sus sueños; jóvenes que nos recuerdan los ideales de libertad del siglo XIX, como los que Alberdi enfatiza a través de un parlamento que pone en boca de Belgrano:
“Nosotros somos esos locos; ¿lo saben ustedes, mis amigos? ¡Somos locos, porque pensamos que hay una justicia eterna que es llamada a gobernar el mundo; somos locos, porque pensamos que todos los hombres nacen iguales y libres, que lo mismo en religión que en política ellos tienen derechos y deberes uniformes a los ojos del Cielo; somos locos, porque pensamos que todos los pueblos son libres y soberanos, y que no hay más legitimidad política en el mundo, que la que procede de sus voluntades; somos locos, porque pensamos que el reino de la razón ha de venir algún día; somos locos porque no queremos creer que los tiranos, y la impostura y la infamia, han de gobernar eternamente sobre la tierra; somos locos, porque no queremos creer que nada hay en el mundo de positivo y perpetuo, fuera de las cadenas, los cañones, el plomo y el crimen! Por eso somos locos, sí, y si por eso somos locos, yo me lleno de orgullo en ser loco de ese modo. Yo me ennoblezco con la locura de creer como creo, que un sepulcro está cavado ya para nuestros tiranos, que la libertad viene, que el reinado del pueblo ya se acerca, que una grande época va a comenzar.”
     

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